Portada provisional |
"Apariciones, milagros y reliquias. Luces y sombras de un fenómeno" un nuevo libro de Martin J. Schneider que pronto estará al alcance de los lectores. Los textos que aparecen a continuación están basados en esta obra.
UN MISTERIO AÚN SIN
RESOLVER: ¿QUIÉN ASESINÓ A JUAN PABLO I?
Podría haber sido sin duda un buen Papa y poner en marcha
muchos proyectos que tenía previsto realizar durante su pontificado para
devolver a la Iglesia católica un prestigio que se había ido degradando con el
paso de los años. Quienes propusieron su candidatura y movieron los hilos para
que fuera elegido Sumo Pontífice, a la muerte de Pablo VI, le creían un hombre
débil y fácilmente moldeable, un Papa de transición que se mantuviera al margen
de todo, pero Albino Luciani, ya desde
su puesto como Patriarca de Venecia, había advertido los oscuros derroteros de
la Iglesia y la larga serie de corruptelas que una de las muchas sectas que
anidan en el Vaticano estaba llevando a la institución a unas cotas de
desprestigio inusitadas mientras que nefastos personajes y organizaciones
ajenas al ámbito religioso iban adquiriendo una insana influencia dentro de las
fronteras del Estado más pequeño de Europa. La especulación bancaria y sus
inconfesables negocios como el blanqueo de capitales, la propia mafia y la
masonería eran, sin duda, los peligros más inminentes que acechaban en esos
momentos y a ellos pretendió echar el freno, así como airear las cloacas,
limpiar toda la suciedad acumulada y poner en marcha el verdadero sentido de la
Iglesia de los pobres, de acuerdo con los preceptos esenciales que proclama la
religión cristiana. Y ese proyecto purificador, al final, terminó por costarle
la vida. Quizá ignoró Juan Pablo I que el enemigo, criminal e implacable,
estaba en buena medida dentro de los propios muros del Vaticano y que sus
adversarios no iban a consentir que se modificara un ápice aquel estado de
cosas ni el status que disfrutaban
con absoluta impunidad; por eso pusieron
en marcha una tenebrosa conspiración para eliminarle. Solo así estos sombríos
poderes fácticos mantendrían sus privilegios sin la más mínima interferencia.
Los satánicos
enemigos y sus organizaciones.
Jean M. Villot |
Paul Marcinkus |
Una muerte y unas causas establecidas del todo increíbles
La hermana Vicenza era una monja
adscrita al servicio del Papa y fue quien descubrió, hacia las 05,30 horas de la madrugada del 29 de septiembre,
a Juan Pablo I en su lecho de muerte. Estaba, según su primer testimonio, como
plácidamente dormido, con la luz encendida, las gafas puestas y unos documentos
que aún sujetaban sus manos. Extraña y sosegada pose la de una persona que,
oficialmente, había fallecido a causa de un infarto agudo de miocardio, tras
unos dolores punzantes en el pecho, ahogo y sensación de asfixia. Según todos
los testimonios, antes de retirarse a sus habitaciones privadas, el Papa había
estado tomando una copa de champán con un grupo de purpurados, entre ellos el
siniestro Villot. ¿Fue este maquiavélico personaje, este Rasputín vaticano, quien le suministró la sustancia letal? Nunca se
sabrá, porque recién descubierto el cadáver ordenó llamar a los embalsamadores
¡aún antes de comunicarlo a otros cardenales! Apenas una hora después de la
muerte todas las habitaciones privadas del Papa estaban selladas y cientos de
documentos desaparecidos. No se hizo ninguna autopsia y la celeridad en borrar
cualquier indicio sospechoso fue ejecutada con inusitada rapidez. Solo la
versión oficial ofrecida sobre la causa de la muerte fue tenida en cuenta,
cuando un simple análisis de sangre hubiera sido suficiente para demostrar todo
lo contrario. Pero las conspiraciones criminales, bien planificadas, funcionan
con diabólica precisión milimétrica y así funcionó todo en aquellos momentos.
El médico del Pontífice R. Buzonetti cumplió a rajatabla las directrices dadas
y a sor Vicenza le impusieron el voto de obediencia. Todo había sido consumado
en la más absoluta impunidad.
Versiones contradictorias
Pese a las mentiras y artimañas perfectamente
planificadas, casi siempre hay pequeños indicios que son suficientes para
desmoronar parte del engaño y abrir muchas interrogantes. Y en el caso de Albino
Luciani las hay, sin duda alguna. Se estableció oficialmente la hora de la
muerte sobre las 23 horas del día 28, sin embargo los primeros testimonios
hablan de que el cuerpo del Papa aún se conservaba tibio y no tenía siquiera el
más mínimo indicio de rigor mortis,
algo inusual puesto que éste comienza a partir de las tres horas y el enfriamiento
del cuerpo a razón de 1º promedio por hora, por lo que hubiese presentado una
sensación de temperatura al tacto mucho más fría de lo que se apreció al principio;
tampoco había señales de lividez cadavérica ni manchas hipostáticas y sus
articulaciones conservaban una buena elasticidad, por lo que la muerte debió
producirse una o dos horas antes a lo sumo y no seis horas y media como
hicieron creer los instigadores. El propio proceso de embalsamamiento, sin
respetar los plazos establecidos, ya es de por sí bastante significativo así
como la desaparición de cualquier posible prueba, recién descubierto el
cadáver. Decir que a un hombre de 66 años, de vida sana, que solo sufría una
hipotensión perfectamente controlada, que había pasado un reciente examen
médico con resultados satisfactorios, le sobrevino esta muerte súbita por
infarto de miocardio es todo un ejercicio de malabarismo dialéctico, muy propio
de los conspiradores que planearon su óbito.
33 días de pontificado o el Número Simbólico
Licio Gelli |
La teoría del asesinato está
reflejada y ha sido expuesta en muchas obras publicadas, escritos de opinión y
artículos relacionados. Citaremos algunos de ellos. “Pontífice”, obra de G.
Thomas y M. Morgans-Whitts; ¿Un asesino para Juan Pablo I? de Bruce Marshali;
“En el nombre de Dios” de David Yallop y “La sotana roja” de Roger Peyrefitt,
entre otros muchos. Una encuesta de opinión de 1987 realizada en Italia
revelaba que más del 30% de italianos creían en la teoría de la conspiración.
En otros lugares estos índices aumentaban, sobre todo después de conocer
ciertos datos sobre el tono rosáceo que presentaba el rostro del Papa fallecido
hacia el mediodía del 29 de
septiembre y, según muchos expertos, podría estar provocado por la
administración de un potente elemento vasodilatador, monóxido de carbono o
cianuro.
La teoría de la conspiración que nadie esclarece…ni desmiente
Roberto Calvi |
EL LLAMADO MILAGRO DE FÁTIMA O LOS “SOLES” QUE VIO LA MULTITUD REUNIDA EN COVA DE IRÍA (PORTUGAL) EL 13 DE OCTUBRE DE 1917.
(Imagen dramatizada) |
(Publicada en L'Observatore Romano. Probablemente falsa) |
El estudio de las imágenes que se
conservan de aquel espectacular evento (lamentablemente no las suficientes) nos
sugieren que fueron varios discos los que evolucionaron por el espacio de
Fátima aquella lluviosa mañana del 13 de octubre. Basta con observar los
distintos puntos de atención a los que dirigen su mirada quienes allí estaban concentrados.
Para estas gentes, analfabetas e incultas en su inmensa mayoría, y además
extasiadas por los sentimientos religiosos, aquel “prodigio” solo podía ser el Sol tal y
como había anunciado la Señora o
Mujercita. Sin embargo a la luz de la ciencia moderna es radicalmente
inadmisible que aquellos discos
brillantes que casi llegaron a rozar a la gente fueran otra cosa que unos
extraños y enigmáticos discos voladores que avalaron con su presencia la
increíble historia de los niños visionarios.
(Los protagonistas) |
Aquella
aparición pudo ser todo lo que se quiera creer, porque de creencia se trata,
evidentemente, pero es de dudosa consistencia que la Virgen tuviese ese
aspecto, descrito inicialmente por los pastorcillos videntes, y sobre todo que unos
discos metálicos y brillantes evolucionaran en el cielo, lanzando haces de luz
irisada. El propio párroco de Fátima nunca creyó el testimonio de los niños. Y
a la luz de las investigaciones posteriores y de los avances de la ciencia ¿es
creíble este milagro…? El lector es quien, según su propio criterio, se dará
la auténtica respuesta.
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LAS FRAUDULENTAS APARICIONES DE SAN SEBASTIAN DE GARABANDAL (CANTABRIA)
AUNQUE NO HAN SIDO ACEPTADAS COMO VERÍDICAS DE MANERA OFICIAL, HAY TODO UN NEGOCIO MONTADO EN TORNO A ESTE SUCESO QUE SOBREPASA LAS FRONTERAS DE NUESTRO PROPIO PAÍS
Como es habitual en estas
visiones las niñas, que según las imágenes gráficas recogidas en sus momentos
de trance las presentan con la cabeza excesivamente alta, como mirando al
propio cielo, reciben los clásicos mensajes que, curiosamente, había aparecido
previamente escritos a los pies del Ángel en sus apariciones de junio. Según
las niñas, la Virgen les pide que no lo
revelen hasta el 18 de octubre. Y el mensaje no deja de tener los clásicos
ruegos y peticiones, tantas veces repetidas: “Hay que hacer muchos sacrificios y mucha penitencia, visitar mucho al
Santísimo y ser muy buenos. Si no lo hacen así vendrá un terrible castigo...” Como puede observar el lector su contenido
dista mucho de ser original, repitiendo esencialmente lo mismo que otros muchos
mensajes marianos a lo largo de todo el proceso visionario histórico. Los
mensajes posteriores insisten en los mismos o parecidos términos, con la
amenaza de que la copa se está llenando a rebosar, apostillando que
muchos sacerdotes marchaban por el camino de la perdición y se asistía poco a
la Eucaristía (a la celebración de la Misa). En una de las visiones la Virgen,
supuestamente, les dice que hará un milagro como en Fátima para que todos
crean, sin embargo la joven llamada Conchita, que al parecer es la líder del
grupo de visionarias, es la única que recibe este mensaje secreto que no puede
revelar, aunque da algunas orientaciones que omitimos transcribir por razones
de pura intrascendencia. Anuncia un cataclismo que vendrá desde lo más alto y
que será visto por todo el mundo y que el nombre de tan trágica premonición
comienza por “A”, dando argumentos a muchos fatalistas
para considerar que podría tratarse de un asteroide que impactaría contra la
Tierra. También anuncian que solo quedan
ya tres Papas a partir de Juan XXIII. (sic)
El arrobamiento místico es de tal
intensidad que, según muchos testigos, en
ese estado de trance, las niñas caen violentamente de rodillas al suelo
o se golpean accidentalmente, sin que parezca que el dolor físico les afecte en
absoluto. Y a todo esto ¿qué dice la Iglesia? Pese a que algunos sacerdotes
fueron testigos de los supuestos fenómenos,
la postura oficial eclesiástica fue siempre totalmente contraria a la veracidad de estos eventos hasta el
punto de obligar al Obispo de Santander, monseñor Doroteo Fernández, a la
emisión de un comunicado, el 26 de agosto de 1961, en el que decía: “...nada hasta el presente nos obliga a
afirmar la sobrenaturalidad de los hechos allí ocurridos...” No obstante se
nombra una comisión de investigación. El propio presidente de esa comisión, de
la que forma parte también un reportero gráfico, dice que: “...ocurra lo que ocurra, yo nunca creeré en esto...”, encendiendo los ánimos de los más crédulos y
enfervorizados partidarios que quizá fueron los auténticos instigadores de las
cada vez más polémicas y contradictorias visiones.
Son muchos los Obispos que dudan razonablemente de estas supuestas apariciones.
Ya en marzo de 1967, monseñor Puchol, sucesor del Obispo Beitia Aldazábal, declara de manera contundente: “...No ha existido ninguna aparición de la
Santísima Virgen, ni del Arcángel San Miguel, ni de ningún otro personaje
celestial. No ha habido ningún mensaje. Todos los hechos acaecidos en dicha
localidad tienen explicación natural...” Al poco de realizar estas declaraciones,
monseñor Puchol tuvo la desgracia de fallecer en un accidente, hecho que los
enfervorizados integristas interpretaron como un castigo divino por su negativa
a aceptar como válida tamaña superchería. Hasta ese grado de degeneración
mental suele descender el fanatismo religioso.
Finalmente en 1988 el nuevo
Obispo, monseñor Juan Antonio del Val, quizá para intentar serenar una polémica
que se venía arrastrando desde 1961, aceptó autorizar a los sacerdotes que
desearan acudir a Garabandal y celebrar allí la Eucaristía, hasta entonces
prohibida por sus antecesores. A veces no queda más remedio que aplicar la
doctrina de la iglesia en estos asuntos de fe y ceder para evitar males
mayores, aún a sabiendas que se sustentan sobre simples fabulaciones que, no
obstante, despiertan muchas simpatías en las capas más bajas de la sociedad,
por una simple cuestión de ignorancia intelectual.
Los orígenes de la fabulación y el engaño
Casi todas las apariciones han
respondido siempre a connotaciones de orden material mucho más que a verdaderas
necesidades de ámbito estrictamente espiritual. La situación socio-política de
un determinado país, el grado de decadencia religiosidad, cuando no la clara
persecución a la institución eclesiástica, el oportunismo ideológico y otros
factores similares han propiciado siempre la preparación o el caldo de cultivo propicio, para inducir a esas
manifestaciones visionarias que tienen asegurado siempre un mínimo índice de
credulidad, amparándose en la religiosidad del pueblo. Otras veces es el propio
status anímico de la persona, de modo
individual o colectivo, es el que de manera espontánea, induce su puesta en
escena, confiando en la adecuada respuesta por parte de quienes sienten la
imperiosa necesidad de creer en algo sublime.
En el caso de San Sebastián de
Garabandal posiblemente hubo desde el principio una concatenación de factores
inducidos de manera subrepticia por personas altamente interesadas en la
fabricación del prodigioso evento,
contando de antemano con el estado de opinión que se iba a generar y que, en el
peor de los casos, siempre quedaría la duda acerca de su autenticidad que es
tanto como practicar el viejo adagio de mantenella
y no enmendalla.
Las supuestas videntes |
Aún así hubo y aún hay mucha
gente que sigue creyendo la verdad de estas falsas apariciones. Llegados a este punto podríamos asegurar que el
refrán popular “miente que algo queda” adquiere su auténtico
significado; las afirmaciones de muchos
de los que todavía creen así parecen demostrarlo, cuando dicen que: “...la Providencia de Dios ha rodeado
siempre estos prodigios de un cierto ambiente de oscuridad, de argumentos
negativos, que al final, y ante un nutrido grupo de personas dignas de tal
gracia, el cielo se encarga, con un
espectar milagro, de aclararlo todo...” Mayor grado de oscurantismo,
pese a las evidencias del engaño, no puede ser concebible.
En una entrevista realizada por
Gabriel Carrión, autor del libro “El lado oscuro de María” (1992) al sacerdote
López Guerrero, éste afirmó que: “...
Mari Loli, la segunda de las videntes, me abrió los ojos y me descubrió toda la
verdad. Ellas habían comenzado como si se tratase de una broma y viendo que la
gente se interesaba mucho por el tema siguieron adelante hasta que se
asustaron. Llegaron incluso las dudar de si lo que habían visto era real o
imaginario...” Creemos que sobran
los comentarios. Sin embargo no debemos omitir aquellos que directamente se
relacionan con la rentabilidad económica de estas visiones, como también suele
ser bastante habitual. Tres de las antiguas visionarias residen en Estados
Unidos y la cuarta continúa en Asturias (España). En Norteamérica existe el
llamado Garabandal Center que tiene
su sede en Long Island; este Centro fue inicialmente financiado por el
multimillonario Joey Lomangino, ciego, que esperaba recobrar la vista por
intercesión de la Virgen, milagro que desgraciadamente para él aún no se ha
producido, sin embargo otros milagros
–éstos de índole económica- se producen todos los días, pues una de las
videntes, Conchita según estas fuentes, mueve ingentes cantidades de dólares
gracias a su original y bromista superchería, que se traduce en la venta de
estampas, póster, escapularios, medallas bendecidas y abundante material
videográfico. Un auténtico marketing brillante y sustancioso, como todo aquello
que se relaciona con el mercantilismo de origen religioso y que, además en este
caso concreto, cuenta con centenares de Centros abiertos por todo el país
americano en los que colaboran miles de acólitos (suponemos que de manera
altruista) y otras muchas sucursales,
impregnadas de un rancio tufo ultra conservador, repartidas por Europa,
Australia, Japón, Sudáfrica, Rusia y otros países. Ignoramos el tratamiento
fiscal que dispensan estos países a las grandes fortunas amasadas en torno a
estas auténticas Industrias del Milagro aunque no es difícil suponer, adivinando las
riquezas, lujos y ostentación que suelen hacer los afortunados que han logrado
“colar” en ciertas mentes tamaña superchería.
Epílogo: el milagro nunca visto y siempre pendiente
Un momento del "milagro" |
Mientras
tanto –y pese a las mentiras, engaños y dilaciones- hay muchos peregrinos que siguen
acudiendo a San Sebastián de Garabandal en espera de unos prodigios que se resisten a reaparecer. Cabría preguntarse ¿qué
hace la Iglesia Católica? Ésta, fiel a sus posturas oficiales, guarda un
silencio aparentemente neutral, que en este caso, podríamos calificar de
cómplice, puesto que debería hacer uso de su inmensa autoridad moral para
terminar, de una vez por todas, con tanto engaño y mentira, pues ni aún
tratándose de un supuesto acto de fe son permisibles determinados silencios.
Aunque quizá, como alguien dijo con gran acierto, mientras el embaucamiento sea
rentable, todo puede ser tolerado.