¿FUERON LAS DEPRAVADAS CIUDADES DE SODOMA Y GOMORRA DESTRUIDAS POR UNA BOMBA TERMONUCLEAR, DOS MIL AÑOS ANTES DE CRISTO?



¿QUÉ PODEROSA NACIÓN DE ESTE MUNDO  DISPONÍA DE ARMAS ATÓMICAS EN LA MÁS REMOTA ANTIGÜEDAD?


Según el Génesis bíblico, las ciudades de Sodoma y Gomorra eran la viva imagen de la depravación y el paradigma del mal  a los ojos de Elohim (literalmente los “dioses” o "los poderosos"). Éstos enviaron a dos emisarios (”ángeles”) a entrevistarse con Lot, sobrino de Abraham, conminándole a abandonar la ciudad, puesto que inmediatamente iban a ser destruidas por culpa de sus pecados. Las costumbres un tanto licenciosas de sus moradores habrían sido la causa de este enfado divino y no solo y exclusivamente ciertas prácticas sexuales, consideradas aberrantes. Aún así nos preguntamos si ese modo de vida disipado de sus gentes podría justificar el aniquilamiento y la destrucción radical que no solo las reduciría a polvo, sino que provocaría en toda la zona una alteración geológica tan importante que sus ruinas habrían de quedar sepultadas bajo las aguas del Mar Muerto a partir de entonces.

Los versículos bíblicos deben ser leídos muchas veces “entre líneas” puesto que esas pequeñas frases constituyen los indicios que nos suelen dar la clave para una comprensión mucho más amplia, aunque debemos tener en cuenta que los textos originales han sufrido muchas traducciones y algunos conceptos pueden haber quedado desvirtuados por este motivo. Lo primero que nos sorprende, en cierta medida, es que esos “ángeles” enviados de Elohim son seres corpóreos de apariencia humana, de una gran belleza (puesto que los sodomitas quieren abusar de ellos) y además se alimentan como los seres terrestres puesto que Lot les invita a su hogar y prepara para ellos una cena. Cuando los habitantes de Sodoma rodean la casa y le conminan a que les entregue a los recién llegados, éstos abren la puerta y utilizando algún ingenio de desconocida tecnología, dejan cegados por un tiempo a los revoltosos (¿pudieron ser emisores de rayos tipo láser?). Finalmente Lot y su familia huyen ante la inminencia del ataque sobre las pecadoras ciudades al tiempo que reciben instrucciones muy precisas para salir indemnes de la mortífera acción que está a punto de acontecer. Una recomendación muy especial es que atraviesen las zonas de llanura buscando las partes desenfiladas, siempre en dirección a las montañas, y sobre todo que no miren hacia atrás. Cuando ya están a una prudente distancia se produce la explosión. Y la mujer de Lot (cuyo nombre, curiosamente, no aparece mencionado) picada por la curiosidad se separó de la familia, quedó rezagada y se volvió para contemplar la hecatombe…. ¡Y quedó convertida en una estatua de sal!

Todo cuanto estos relatos narran nos sugieren que ese “fuego y azufre que cayó del cielo” sobre ambas urbes, su total destrucción y la alteración geológica que hundió el propio terreno quedando luego sumido bajo el mar, solo pudo ser causada por una potentísima bomba termonuclear o un ingenio de naturaleza similar. Sus radiaciones debieron de ser de tal magnitud que al alcanzar de lleno a esta mujer provocaron la inmediata deshidratación de su organismo con tanta virulencia que debió quedar aparentemente como “una estatua de sal”. Aunque existe una cierta controversia sobre la ubicación exacta del lugar que ocuparon estas dos ciudades, muchos investigadores y arqueólogos las sitúan en la zona sur del Mar Muerto que previsiblemente se extendió hacia ese punto a raíz de la terrible explosión. Algunas fuentes indican que en el lecho marítimo existen extraños restos bastante irregulares y algunos fragmentos cristalizados de rocas, efecto que solo puede ser causado por una elevadísima temperatura y de similares características a los hallados en el desierto de Alamogordo, islas Bikini y otros atolones donde se desarrollaron pruebas nucleares, ya en pleno siglo XX. Es evidente que nos faltan pruebas científicamente contrastadas y, por supuesto, descubrir exactamente el lugar geográfico donde Sodoma y Gomorra estuvieron ubicadas, una evidencia que la ciencia actual podría llegar a descubrir haciendo uso de la moderna metodología arqueológica.

Sin embargo –y aunque así se lograra- la cuestión principal, la máxima interrogante, sería conocer qué nación o “Ente” de la antigüedad, hace más de 4.000 años, fue capaz de fabricar un mortífero ingenio termonuclear y lanzarlo sobre dos ciudades indefensas por muy depravadas que fuesen sus sociedades. ¿O acaso esa bomba atómica no fue fabricada en nuestro Planeta…?