EL MISTERIOSO Y DESCONOCIDO OBJETO QUE SOBREVOLÓ LA CIUDAD DE LOS ÁNGELES (CALIFORNIA) EN 1942



Pese a que todas las baterías aéreas dispararon contra él, ninguno de los más de 3.000 proyectiles lanzados hicieron blanco


El 25 de febrero de 1942, los Estados Unidos de América llevaban ya exactamente 2 meses y 18 días oficialmente en estado de guerra contra el Imperio japonés y las potencias del Eje (Alemania, Italia y sus aliados). Durante la madrugada del 24 al 25 de febrero de ese año, los radares de los servicios de alerta antiaérea territorial de la DCA americana, detectaron un objeto o grupo de objetos metálicos que presentaban un fuerte eco radárico. Todos imaginaron que se trataba de un ataque de la aviación japonesa; la Marina no pudo detectar ningún avión enemigo procedente del Pacífico, por lo que inicialmente habrían sido detectados por los servicios de vigilancia de la costa y a unos 200 kilómetros, en dirección oeste, de la ciudad de Los Ángeles (California). Inmediatamente cundió el temor a una nueva agresión nipona y todo el operativo de defensa se puso en marcha.

Hacia las 2,25 horas de la madrugada el objeto o grupo de objetos estaban a punto de penetrar en el espacio aéreo de la ciudad. En esos momentos se admitía la posibilidad real de un ataque aéreo de Japón, dado su poderío militar. Los puestos de observación de la costa dieron el aviso pese a que el objeto misterioso había desaparecido de las pantallas del radar, aunque era visible a simple vista. Sonaron las alarmas y más de 12.000 nuevos vigías fueron llamados urgentemente a sus puestos. El enemigo volaba entre los 3.000 y 6.000 metros de altitud y a una sorprendente y lenta velocidad de tan solo 300 kilómetros por hora. Se produjo un apagón general en buena parte de la urbe y conforme a los protocolos de defensa pasiva, se encendieron centenares de reflectores de gran alcance que iluminaron la fría noche. Las baterías antiaéreas, especialmente las de costa, comenzaron a abrir un fuego masivo.
 
La histeria, el miedo y el desconcierto hizo su aparición entre los defensores; ningún informe sobre uno o varios objetos metálicos que flotaban en el oscuro cielo era concordante. Unos decían observar 27 aparatos, otros rebajaban la cifra a 15 y muchos solo apreciaron una gran máquina de forma discoidal plateada que flotaba majestuosa en el aire, mientras los proyectiles antiaéreos explotaban a su alrededor o eran rebotados misteriosamente sin que hicieran mella en la estructura de este ingenio volante. Pese al pánico de más de un millón de habitantes del sur californiano, ni una sola bomba cayó sobre territorio continental americano. Todo cuanto estaba ocurriendo no tenía la más mínima explicación coherente. Las imágenes que reproducimos, publicadas el día 26 por el periódico “Los Ángeles Times”, provocó un aumento de la perplejidad puesto que en las fotografías se apreciaba un solo aparato de forma circular y las luces de las explosiones a su alrededor que, como se pudo comprobar, no hicieron el más mínimo efecto. Poco después el objeto desapareció lentamente siguiendo la línea de la costa sin sufrir el menor daño o desperfecto.

Después de concluida la II Guerra Mundial con la capitulación de Japón, en septiembre de 1945, el bombardeo fantasma de Los Ángeles quedó clasificado en un documento “Top Secret” que había redactado y firmado el propio general George C. Marshall, enviándolo al entonces presidente Franklin D. Roosevelt. Treinta y dos años después, en 1974, se desclasificó el documento y de su lectura se puede deducir que ni Marshall, ni ninguna otra persona, militar o civil, pudo establecer a ciencia cierta qué  ocurrió aquella lejana madrugada de 1942 y las explicaciones oficiosas que se dieron sobre posibles aviones comerciales en acciones de sabotaje, formaban parte del programa de intoxicación informativa que en todos estos casos de naturaleza enigmática pone en marcha el gobierno norteamericano, como lo haría 5 años después, tras producirse el llamado “incidente Roswell”.

¿Qué sobrevoló aquella parte de Estados Unidos en 1942? ¿Fue una nave extraterrestre del espacio exterior? ¿Una hipotética Máquina del Tiempo? Es imposible saberlo. Pero ahí están los documentos gráficos para demostrar que no hubo una alucinación colectiva, sino un hecho tan real y contundente que provocó la respuesta militar a base de un intenso fuego antiaéreo, aunque sin consecuencias para el supuesto “atacante”. Como siempre decimos a nuestros lectores, sean ellos quienes saquen sus propias conclusiones a la vista de las imágenes y los datos que ofrecemos.