1917-2017 ¿Qué sucedió realmente en Fátima? (VII)



Los “Secretos” al descubierto ¿Qué  "verdades" han revelado?

Si la supuesta aparición mariana durante seis meses consecutivos y el alarde tecnológico del 13 de octubre, son considerados como dos importantes pilares sobre los que se asienta este extraño episodio, los famosos “tres Secretos”  vienen a completar lo que sería la arquitectura final de una historia que, cien años después, aún sigue suscitando apasionados debates y dudas más que razonables sobre la verdadera naturaleza de aquel episodio ocurrido en el Portugal profundo de la I República, episodio al que no leson ajenas las convulsas relaciones Iglesia-Estado y las posteriores manipulaciones que se hicieron por parte de un importante sector del clero (los jesuitas) para darle un sentido coherente a la aparición de un misterioso Ente de connotaciones extraterrestres, guste o no el término. Según Lucía dos Santos, la auténtica protagonista de esta historia, ese Ser misterioso que describió inicialmente como la Señora o Mujercita y que se comunicaba con ella de manera telepática, le dio tres SECRETOS que la entonces niña guardó en su memoria porque no sabía leer ni escribir. Sería años después cuando formando ya parte de una congregación religiosa, la Orden de las Carmelitas Descalzas, aprendería a escribir y, por tanto, redactaría esos secretos. Muchos investigadores no aclaran si se trata de un SECRETO en tres partes o, por el contrario, son tres bien diferenciados. Sea como fuere, los dos primeros se revelaron en 1942, en plena II Guerra Mundial.

El primero de ellos es, por decirlo de alguna manera, de puro Catecismo. Habla de una supuesta visión que el Ente les hizo ver acerca de la realidad del Infierno. En el texto que redactó posteriormente usa términos para describir lo que vio tales como: “almas y demonios como si fuesen brasas transparentes…” “…nubes de humo por todos lados…gritos y gemidos de desesperación….demonios con negras formas transparentes y monstruosas…! Lo tópico y esperado y nada que no hubiese sido ya detallado en muchos escritos apocalípticos, catecismos, textos litúrgicos o documentos similares.

En el segundo “misterio” la Aparición le dice que la guerra terminará pronto (en esos años  asolaba Europa la llamada Gran Guerra o I Guerra Mundial) También que si los pecadores no dejaban de ofender a Dios habría otra aún peor, que la Humanidad sufriría mucho y que Rusia debería ser convertida para que sus errores (el comunismo) no fueran difundidos por el mundo. De este segundo “mensaje o secreto” sorprende mucho la referencia a Rusia puesto que cuando supuestamente se transmitió  en la aparición del mes de julio de 1917, la Revolución Rusa aún no habría triunfado en lo que sería luego la U.R.S.S. pese a que la situación política en ese país ya era caótica en esos tiempos.

Y llegamos al TERCER SECRETO, el más esperado de todos, redactado en enero de 1944 y que Lucía dos Santos pide que se revele a partir de 1960 que es cuando se podrá comprender mejor. El contenido de este último mensaje tiene infinidad de connotaciones y de interpretaciones. "Describe a la Virgen (ya no es la Señora o mujercita) y junto a ella un Ángel con una gran espada de fuego que grita ¡Penitencia! por tres veces. Luego dice ver a Dios en una inmensa luz, como en un espejo, y a un Obispo vestido de blanco, que ella identifica como el Santo Padre, caminando tristemente por una ciudad destruida llena de cadáveres, que sube a una montaña acompañado de otros Obispos, sacerdotes, religiosos y monjas y que al llegar arriba, donde hay una tosca y gran cruz, es muerto por unos soldados que le disparan con varios tiros de fusil y flechas. También que todos cuantos le acompañan mueren, mientras los Ángeles recogen la sangre de los mártires en jarras de cristal y con ella bañan las almas de los que suben al cielo”

La verdad es que este “secreto” parece escrito por una persona que ha perdido ya el contacto con la realidad y esta circunstancia  no debe extrañar a nadie, si tenemos en cuenta que la vidente Sor Lucía, desde los 10 años estuvo, de alguna manera, bajo la influencia de la iglesia y recluida en varios Conventos desde los 14. Es evidente que una persona así, forzosamente, tiene que haber ido distorsionado en su mente cualquier imagen o vivencia anterior, más aún teniendo en cuenta que siempre estuvo bajo la tutela e influencia “espiritual” del Obispo de Leiría y otros clérigos que acabaron por modificar no solo sus recuerdos sino su propia percepción de las cosas y sobre todo de aquello que realmente aconteció entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. Imaginar a un Obispo vestido de blanco, recibiendo disparos de fusil y flechazos, aclara muchas cosas.

Pero quizá una de las imágenes más realistas de este “tercer secreto” sea la del Santo Padre
caminando por una ciudad destruida y entre cadáveres. Como se recordará cuando los Aliados invadieron la Península Italiana en 1943, Roma fue declarada “ciudad abierta” sin embargo uno de sus barrios, el de San Lorenzo, sufrió un bombardeo al parecer por un error de los aviadores aliados. Hubo destrucción y muchas víctimas. El Papa Pío XII visitó el barrio y, según las crónicas, recorrió sus calles a pie por lo que su blanca sotana se manchó con la sangre de los muertos y heridos, esparcidos por doquier. La noticia, como es lógico, fue ampliamente difundida en todo el mundo y no solo en el orbe católico, por lo que en cualquier convento, iglesia o monasterio se supo la verdad de lo ocurrido. Sor Lucía no debió ser ajena a esta noticia como las demás hermanas del convento y, al escribir este último secreto, imaginó al Pontífice recorriendo ese barrio bombardeado, una figura realista para incorporar a su relato del “tercer secreto”.

Muchas veces nos hemos preguntado qué hubiera ocurrido realmente si los otros dos videntes, los hermanos Francisco y Jacinta Martos, no hubiesen muerto víctimas de la pandemia de gripe. De haber sobrevivido, posiblemente sus testimonios hubiesen podido dar un giro inesperado a este misterioso caso que sigue siéndolo todavía, nos guste o no, 100 años después de haber sucedido.