SE HAN HALLADO CIENTOS DE MILES DE PLANETAS HABITABLES, O EXOPLANETAS, SOLO
EN NUESTRA GALAXIA
Aunque aún no tenemos la prueba
definitiva de la existencia de vida orgánica inteligente más allá de nuestro
Sistema Solar, no cabe duda que la Vía Láctea alberga cientos de miles o quizá miles
de millones de planetas que se encuentran en lo que la Ciencia astronómica denomina
zona habitable. Estos planetas son
bastante apropiados para desarrollar, o haber desarrollado ya, algunas formas
de vida extraterrestre; tienen unas dimensiones óptimas, composición rocosa,
agua en estado líquido y posiblemente una atmósfera similar a la Tierra, a
juicio del equipo internacional de astrónomos que ha hecho este sensacional
descubrimiento desde el Observatorio Europeo Austral con sede en Garching, sur
de Alemania. El descubrimiento fue posible gracias a los sondeos realizados con
el espectógrafo Harps que forma parte del telescopio instalado en el Observatorio
de La Silla, en Chile, un sofisticado ingenio óptico que tiene un espejo de 3,6 metros.
Los astrónomos sitúan estos
cuerpos celestes, llamados exoplanetas,
dentro de un radio inferior a 30 años/luz de distancia que es relativamente
cercana si tenemos en cuenta la inmensidad del Universo. Estos candidatos a
albergar alguna forma de vida biológica poseen una masa entre una y diez veces
la de nuestro planeta y orbitan en torno a unas estrellas llamadas Enanas rojas que constituyen cerca del
80% de cuantas existen en nuestra galaxia y suelen ser las más comunes. Estos
soles se denominan Estrellas tipo M y son un poco más frías que nuestro Sol,
sin embargo tienen la particularidad de que son más longevas y abundantes y como
señalan los científicos, cerca de un 40% de estos cuerpos celestes tienen al
menos una Súper-Tierra orbitando alrededor de su zona habitable por
lo que la presencia de agua sobre su superficie y demás condiciones para hacer
posible la vida está suficientemente demostrada. Los astrofísicos del
Observatorio de Ciencias del Universo de Grenoble (Francia) estiman que puede
haber unos 160 mil millones de ellas solo en nuestra Vía Láctea. En un período
de seis años y partiendo de un muestreo de solo 100 Enanas rojas descubrieron
nueve exoplanetas en condiciones favorables para albergar vida.
Los astrónomos estudiaron la
presencia de los diferentes planetas en torno a ellas y pudieron determinar que
la presencia de estas súper-Tierras en la zona de habitabilidad es de un 41%,
dentro de un rango que abarcaría del 28 al 95%, mientras que los planetas de
tipo gigante, como nuestros Júpiter y Saturno (con una masa que supera entre
100 y 1.000 veces la terrestre) no son muy comunes girando en torno a estas
Enanas tipo M y calculan que su presencia puede rozar apenas un 10 ó 12%. A
juicio de los expertos del Observatorio de Ginebra, la zona habitable de estos
exoplanetas –dadas las características de su estrella- deben estar más próximos
a ellas que la Tierra con respecto al Sol, para mantener óptimamente su zona de
habitabilidad y el agua en estado líquido. Estos hombres de ciencia, tras sus
interesantes descubrimientos, aguardan con verdadera expectación que las súper-Tierras pasen frente a la estrella
sobre la que orbitan para poder estudiar mejor la composición de sus
respectivas atmósferas así como la presencia de agua líquida y posible
actividad orgánica.
De todos estos cuerpos celestes
el exoplaneta que más impresión causó fue el descubrimiento del denominado Gliese 667 Cc que, según los
científicos, es el más firme candidato a albergar formas de vida aunque aún no
es posible determinar su estadio de evolución. Está situado en el sitio más
idóneo del mismo centro de la zona habitable, es solo cuatro veces más pesado
que nuestra Tierra y el más similar de todos cuantos han sido descubiertos
hasta la fecha. Estiman que, con total seguridad, dispone de agua líquida y
presenta unas características parecidas a otro exoplaneta denominado Gliese 581 d, descubierto en el año
2007 y plenamente confirmada su existencia en 2009. Hasta aquí la verificación
oficial que ha trascendido hasta nosotros y que no ha hecho sino confirmar lo
que piensa la mayoría de ciudadanos: que no estamos solos en el Universo,
aunque nos falte la prueba irrefutable y concluyente de que tenemos otros
hermanos galácticos esperando nuestro contacto. Pero dado el tradicional
secretismo oficial, a todos nos niveles, nos preguntamos si esa confirmación no
estará ya plenamente verificada y si las informaciones que trascienden
públicamente no son, en realidad, una especie de globos-sonda para estudiar nuestra reacción psicológica ante un
hecho que probablemente esté ya plenamente constatado a todos los niveles. Son
tantas las negativas gubernamentales que, contrariamente a su pretensión, lo
único que han logrado es disuadirnos de que existe vida más allá de este mundo
conocido y probablemente, en una o dos generaciones más, los humanos tendremos
pleno conocimiento de esta evidencia que hoy se nos niega. Quizá porque todavía
las ideas religiosas tienen un influyente peso específico en el ánimo de muchos
gobiernos y temen que la constatación de vida extraterrestre pueda trastocar
nuestras ideas, como aseguró Winston Churchill en su momento, o que tales
principios religiosos sufran un severo quebranto al poner en tela de juicio
muchos de sus postulados. ¿Es aventurado e ilógico suponer esto? Recordemos que
a Galileo Galilei se le quiso enviar a la hoguera solo por asegurar un hecho
científicamente indiscutible: que la Tierra no era el centro del Universo, sino
una ínfima partícula de su inmensidad.
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