EISENHOWER SUPO AL FINAL QUE EL “OVNI” ESTRELLADO EN ROSWELL (NUEVO MÉXICO) ERA, REALMENTE, UN PROTOTIPO PRIMITIVO DE MÁQUINA DEL TIEMPO



La información la recibió de uno de sus más fieles asesores, meses después de la visita secreta que realizó al Area 51 de Wrigth-Patterson, en 1954

Cuando el recién elegido Presidente USA, Dwigth D. Eisenhower, logró vencer todos los obstáculos para poder acceder a las instalaciones secretas de la famosa Área 51, en la base de Wrigth-Patterson, Ohio, ya tenía una leve idea de lo que podía encontrar en aquel lugar oficialmente inexistente, unas instalaciones secretas cuya entrada estaba vedada incluso a los propios Presidentes. Eisenhower, siendo Comandante en Jefe de los ejércitos aliados durante la II Guerra Mundial, ya había tenido acceso a gran información clasificada de avistamientos OVNIs ocurridos sobre Inglaterra, gracias a las buenas relaciones con el entonces premier británico Winston Churchill quien le mostró toda la información clasificada. Aún así su capacidad de asombro sería superada por todo cuando pudo observar y, especialmente, por los informes secretos posteriores que le facilitó uno de sus más fieles asesores en materia de Seguridad Nacional; precisamente este exalto oficial de la USAF había sido uno de los que lograron vencer todos los obstáculos para que el Presidente Eisenhower accediera a Wrigth-Patterson.


Allí, en el Área 51, se encontraban los cuerpos de los supuestos alienígenas que se habían estrellado en un rancho de las cercanías de Roswell (Nuevo México) así como el disco, recuperado por el ejército. El Presidente pudo ver en una de las dependencias, unas urnas de cristal donde se conservaban en formaldehido estos restos alien. Sin embargo existen dos versiones, sin que podamos saber cuál de ellas es la auténtica. La primera nos habla de los clásicos seres de pequeña estatura, cabeza prominente, grandes ojos rasgados, boca y órganos faciales diminutos, aparentemente asexuados y de piel agrisada, que acusaban los desperfectos propios de un organismo que ha sufrido un severo accidente. La segunda versión es similar, aunque en este caso lo que Eisenhower vio fue una especie de raros seres parecidos a grandes saltamontes, de 110 centímetros de altura, miembros extremadamente delgados y cabeza abultada hacia atrás con ocelos rasgados. Cuentan que exclamó con cierto enfado a sus acompañantes: “Señores ¿cómo es posible que estos asquerosos insectos puedan haber desarrollado una tecnología que nos supera en miles de años?” Pero todos aquellos entes biológicos que el Presidente pudo ver no eran sino el producto de una gran mentira, unos maniquíes fabricados en plexiglás por un experto en efectos especiales de Hollywood que recibió discretamente el encargo por agentes de la CIA. Los verdaderos restos se encontraban en otro nivel, más abajo, en una cámara acorazada y ultrasecreta donde yacían solo dos cuerpos. Éstos pertenecían a dos entes biológicos de 1,90 a 2 metros de estatura, cabellos y piel blanquecina e idénticos  en casi todo al ser humano actual. Ambos tenían graves fracturas físicas y en el cráneo de uno de ellos se podía apreciar parte de la masa encefálica. Tenían una piel tersa y pese al rigor mortis conservaban una gran belleza física; ambos organismos pertenecían al género masculino.

El disco, por el contrario, sí era el auténtico que habían rescatado en Roswell. Presentaba algunos leves desperfectos en su estructura circular, ligeramente ovalada, por el impacto contra el suelo. Disponía de una cúpula que algunos técnicos afirmaban podía ser de un desconocido tipo de aluminio transparente. Y de él colgaban algunos restos parecidos a un raro tejido en forma de envoltorio, que probablemente formaban parte de su escudo protector. Eisenhower quedó impresionado ante aquella máquina, sin embargo –según confesó a sus acompañantes- había imaginado que tendría unas formas mecánicas externas mucho más complejas y “raras”. Era un disco que en su parte frontal presentaba como unas hendiduras y lo que parecían ser unas minúsculas toberas, aunque ignoraban dónde tenía la planta motriz. El metal de la estructura era pulido, parecía acero cromado de una aleación purísima y apenas presentaba ligeros rasguños, bastante tenues pese al severo accidente. La única explicación coherente de técnicos e ingenieros es que estaban estudiando intensamente el prototipo para intentar descubrir sus mecanismos secretos y la forma de acceder a ellos. Sin embargo también, en esta ocasión, mintieron al Presidente puesto que ya tenían una idea bastante exacta de lo que realmente era aquel artefacto y el gran enigma que tenían entre manos.
FICCIÓN. Máquina del Tiempo inspirada en H.G. Wells
Varios meses después, su asesor le informó detalladamente durante una reunión en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Gracias a un confidente había obtenido toda la información recopilada desde 1947 y las primeras conclusiones lógicas a las que habían llegado los expertos. Las palabras del ex alto oficial de la USAF llenaron de perplejidad y asombro a Eisenhower. Aquel disco volante no era, como todos creían, un vehículo espacial procedente del espacio exterior, ni había llegado desde ningún exótico planeta: aquel sofisticado ingenio había sido fabricado en nuestro mundo, aunque no en esa época: era un primitivo modelo de Máquina del Tiempo, quizá uno de los primeros prototipos fabricados por la Humanidad futura que al sufrir la avería de algún sistema motivaron su accidente. El ingeniero-jefe calculaba que podría proceder del siglo XXV ó XXVI y en este sentido no tenían la más mínima duda. Probablemente, entre otros errores estructurales, le había fallado el sistema de inducción cronológica, puesto que su misión probablemente habría sido observar “in situ” los efectos de la primera explosión atómica que tuvo lugar justo dos años antes del accidente en un lugar cercano del desierto de Alamogordo, Nuevo México, un hecho histórico que ocurrió en julio de
1945.
No es, pues, de extrañar que actualmente, en algún lugar ignoto e impenetrable de los Estados Unidos, con un inagotable presupuesto federal y dentro del más alto secreto, un selecto equipo científico, compuesto principalmente por expertos en Física Cuántica, estén trabajando en un modelo básico de Máquina que permita al hombre desplazarse a voluntad por el espacio-tiempo. ¿Quién es capaz de poner en duda esta hipótesis…?