CASO ROSWELL ¿UN OVNI ESTRELLADO? ¿O UNA MÁQUINA DEL TIEMPO?

Casi siete décadas después aún no sabemos a ciencia cierta qué ocurrió en aquella zona de Nuevo México. El gobierno norteamericano sigue guardando un profundo silencio 

Una de las muchas imágenes dramatizadas del caso
El 7 de julio de 1947, a una hora imprecisa aunque previsiblemente de madrugada, un desconocido artefacto metálico cayó a tierra en el perímetro de un rancho situado a las afueras del condado de Roswell (Nuevo México) propiedad del granjero Mac Brazel; éste, junto a su hijo, recuperó algunos fragmentos y los guardó hasta que posteriormente les fueron requisados por la USAAF. Un periódico de Roswell dio la noticia al día siguiente, mientras los militares de la cercana base aérea se hacían cargo de la investigación. También se publicó que junto a los restos del objeto estrellado se habían recuperado los cuerpos de unas extrañas entidades biológicas que muchos calificaron como seres alienígenas o extraterrestres. Finalmente el general Ramey, cumpliendo órdenes superiores, se llevó todo el material incautado a la base aérea de Fort Worth (Texas) desde donde posteriormente serían enviados definitivamente al famoso hangar conocido como Área 51, en Wright-Patterson (Ohío)


 Las autoridades militares y la propia Administración nunca admitieron haber recuperado un disco estrellado de origen desconocido, al contrario, mostraron los restos de un globo aerostático de largo alcance que utilizaban en un proyecto secreto denominado Proyecto Mogul con el que pretendían espiar desde gran altura las pruebas nucleares soviéticas. Los posteriores comunicados a la prensa fueron dirigidos en este sentido y el caso, pese a su repercusión inicial, pasó a formar parte de los muchos incidentes que se habían ido produciendo a lo largo de los años no solo en Estados Unidos, sino en otros muchos países del mundo y en sus áreas de influencia. A partir de ese momento podemos decir que nació el interés de los investigadores por el tema de los presuntos “platillos volantes” de origen extraterrestre, lo que hoy conocemos como Ufología. También contribuyó a ello, de manera decisiva, el avistamiento que había hecho unas semanas antes, concretamente el 24 de junio, el aviador de Idaho, Kenneth Arnold, un piloto civil que participaba en la localización de una aeronave accidentada, cuando sobrevolaba las inmediaciones de Mount Rainier, en el estado de Washington. Arnold aseguró haber visto nueve objetos en forma de disco que volaban en formación. 

La posible verdad, muchos años después. 

No solo han sido los testimonios del astronauta Edgar Mitchell, tripulante del Apolo 14, los que han apuntado la posibilidad de que el incidente Roswell sea auténtico, sino los de un especialista contratado por la Administración USA que estuvo investigando junto a otros expertos civiles y militares en los terrenos del rancho Brazel y posteriormente, durante varios años, trabajando en el Área 51. Este hombre, conocido como “Primer Testigo Secreto” (One witness underground) al que supuestamente llamaban Spider One (Araña 1, para evitar su identificación) contó al final de su vida, poco antes de morir de cáncer en un Hospital de California, su versión del caso. El testimonio fue recogido por un familiar cercano en magnetófono que posteriormente transcribió a un documento que permanece oculto e inédito por temor a represalias y guardado en una caja fuerte desde 1989. En este testimonio se asegura que los restos recuperados en Roswel fueron inicialmente clasificados como hipotéticamente pertenecientes a una nave discoidal procedente del espacio exterior. El documento, entre otras cosas, señala que: 

“…los restos corresponden, efectivamente, a una nave de forma lenticular accidentada el 7 de julio de 1947 en los terrenos de un rancho cerca de Corona, Nuevo México, EE.UU. La nave fue recuperada casi completa aunque con grandes desperfectos en su estructura y junto a ella muchos restos similares al papel de aluminio que podían formar parte de una capa de protección exterior. La cúpula del objeto era de una extraña aleación que los expertos identificaron como una desconocida clase de “aluminio transparente”. En su interior aparecieron tres cuerpos orgánicos, de estructura molecular basada en el carbono, que presentaban las heridas propias de un organismo sometido a una fuerte y súbita descompresión. Estos entes biológicos, de apenas un metro de estatura, guardaban una gran similitud con nosotros y la disposición de sus órganos internos y externos tenían gran analogía con la constitución física de la especie humana. Solo había una significativa diferencia: estos entes tenían un cráneo desproporcionado y carecían de órganos sexuales, aunque disponían de tracto urinario. 

 El estudio posterior de ambos elementos (tecnología de la nave y estructura de los organismos físicos) hizo que los científicos fuesen fijando teorías acerca de su posible origen. A partir de los años finales de la década de los 70 y principios de los 80, unos nuevos y más rigurosos análisis permitieron determinar que ambos tenían un posible origen humano, es decir, procedían de la Tierra aunque no de esta época ni de tiempos pasados, por lo que la única explicación racional era que habían llegado del futuro. La disposición mecánica y tecnológica del vehículo, sus compuestos físico- electrónicos altamente sofisticados y las nuevas aleaciones usadas en su elaboración se correspondían perfectamente con los avances tecnológicos que se espera pueda alcanzar la Humanidad dentro de 200 ó 300 años. Así mismo los entes biológicos y sus especiales características humanoides podrían corresponder a seres creados en Laboratorios especiales de Biogenética que hoy somos incapaces siquiera de imaginar. Continuaron estableciendo los expertos que la nave podría ser uno de los primeros prototipos de la mítica Máquina del Tiempo, con las imperfecciones propias que presentaría en los inicios de esta interesante tecnología y sus tripulantes serían unos simples pioneros, unas cobayas humanoides creadas para probar la viabilidad de estos desplazamientos por el espacio-tiempo y las probables consecuencias sobre un organismo vivo antes de que los hombres del futuro se aventurasen a viajar hacia su pasado. 

También estimaron los científicos que ese viaje pudo sufrir un retraso de dos años en su desplazamiento cronológico puesto que probablemente la “máquina” viniese a estudiar in situ la primera explosión atómica de un ingenio nuclear fabricado por el hombre que tuvo lugar en aquella zona, en julio de 1945. En cuanto a las causas del accidente de la “máquina” y la muerte de sus tripulantes (tres o seis, según distintas fuentes) todo sugería que se debió a una fuerte e inesperada descompresión explosiva en el interior de la cápsula, a juzgar por las lesiones que provocó en los pulmones de las víctimas. Un minucioso examen posterior reveló que la cúpula del disco, de una probable aleación de aluminio transparente, presentaba un orificio que pudo ser causado por la acción de un rayo de alta intensidad (posiblemente del orden de los 250.000 voltios y más de 150.000 amperios) que impactó contra la nave al atravesar una tormenta eléctrica. Este accidente no solo causó la muerte de las entidades biológicas, sino que desestabilizó la “máquina” haciéndola caer a tierra. Tanto los cuerpos supuestamente alienígenas, como el disco, permanecen aún en el Hangar 18 del Área 51 de la base aérea de Wright-Patterson en Ohío. 

En su día, el presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower (1953-1961) logró visitar las instalaciones secretas y pudo ver todo cuanto guardaban. Durante esa visita algunos científicos ya le adelantaron la posibilidad de que aquel artefacto fuera tecnología humana procedente del futuro, una posibilidad que muchos rechazaron por ser la hipótesis demasiado fantástica. El escrito basado en los testimonios de este “Primer Testigo Secreto” finaliza diciendo que la Administración norteamericana, llegado el caso, sería capaz de reconocer que es una nave procedente del espacio exterior antes que admitir que es un modelo primario de Máquina del Tiempo procedente del siglo XXIV o XXV de nuestra Era…” 

Conclusiones finales.

 Todos aquellos que estudian el fenómeno OVNI de manera meticulosa y desapasionada, huyendo de conclusiones fantásticas, aseguran que el llamado incidente Roswell sigue siendo a día de hoy uno de los casos más controvertidos e impenetrables, pese a la publicidad que adquirió y al seguimiento que de él siguen haciendo los expertos en esta materia. El silencio administrativo sigue siendo total y absoluto y la negativa de las autoridades norteamericanas a esclarecer el caso constituye una desesperante realidad. No existe el más mínimo indicio de que esta situación vaya a cambiar en los próximos años pese a que nos separan casi siete décadas del suceso. La desclasificación de algunos documentos de menor importancia solo ha conseguido seguir aumentando la opacidad existente desde aquel lejano año de 1947. Y todo sugiere que la situación no cambiará en los próximos decenios. Como bien decía el “topo” que al final de su vida relató sus propias experiencias: “…antes admitirán que el enigmático objeto es una nave extraterrestre que confirmar que se trata de un prototipo de la fabulosa y mitológica MÁQUINA DEL TIEMPO, creada por la Humanidad del futuro…”