Aunque los niveles de este
gas en Marte son muy bajos, se han detectado picos que sugieren que hay una
fuente cercana que lo produce de manera regular y periódica. En nuestro
planeta, la mayor parte del metano que hay
es de origen bacteriano
En el mes de agosto de 2012 aterrizaba en Marte un ingenio robótico, el Curiosity, enviado al planeta hermano para explorar su superficie. Podemos decir que es un auténtico laboratorio sobre ruedas y toda la serie de mediciones que está recopilando durante meses está ayudando a los científicos a componer las piezas del puzle del pasado geológico del Planeta Rojo. Recientemente se ha publicado un estudio en la revista Sciencie sobre el descubrimiento de gas metano en la superficie marciana, que es uno de los aspectos que más intriga a los científicos y que más controversia genera por la disparidad de resultados que se han obtenido en distintas misiones al realizar mediciones en diferentes lugares.
Los investigadores creían que la atmósfera marciana contenía cantidades significativas de este gas sin embargo el Curiosity apenas detectó trazas de él en septiembre del año pasado; también el nuevo trabajo, basado en las mediciones que ha realizado durante 20 meses en el cráter Gale, sigue mostrando niveles de metano más bajos de los que los modelos preveían, pero ahora han detectado unas anomalías frecuentes en esos registros, con picos muy destacados que sugieren que existe una fuente cercana, de momento desconocida, que periódicamente está produciendo este gas, según han explicado científicos del Instituto de Geociencias IGEO (un centro mixto del CSIC y la UCM).
El origen del metano en Marte
Según los biólogos del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) "en nuestro planeta, el 90% del metano es de origen biológico y el resto de origen geológico.Otras teorías más radicales serían aquellas que contemplan la posibilidad de que el metano se esté generando ahora por seres vivos, microorganismos metanogénicos que habitan en el subsuelo, como aseguran algunos, sin descartar un origen procedente de procesos geológicos; también se especula con que podría haberse formado cuando el planeta tenía volcanes activos, y quedó atrapado en clatratos u otros compuestos, escapándose de vez en cuando. Una futura misión robótica, la ExoMars que será lanzada previsiblemente en dos fases, una en este año y la otra en 2018, intentará aclarar este asunto ya que llevará incorporados unos medidores de gases traza que medirán con más exactitud cuánto metano hay realmente en Marte. En cualquier caso y hasta que las nuevas sondas no sean capaces de descubrir el origen exacto del metano en el Planeta Rojo, la divulgación de estos aspectos científicos y misteriosos de nuestro desconocido “gemelo” está preparando a la Humanidad para una posible GRAN REVELACIÓN futura que muchos ciudadanos intuyen: la existencia de otras formas de vida en nuestro propio Sistema Solar y la confirmación definitiva de que no estamos solos en el Universo.