¿Qué son esas misteriosas "fuentes de energía" que descubren nuestros radiotelescopios?

Una de ellas, especialmente ultrapotente y misteriosa, se produjo a 10.700 millones de años/luz de la Tierra

Posiblemente las abominables distancias del Universo no son obstáculo para que determinados misterios, que no dejan de serlo, asombren contínuamente a nuestros científicos y astrónomos: las señales procedentes de remotas regiones del espacio exterior. Son señales de radio, rayos gamma o rayos X, como la que hace poco captó el "Chandra". El meollo de la cuestión es que su procedencia es abismal: MILLONES DE AÑOS-LUZ, o dicho en otras palabras: son fenómenos que han ocurrido hace miles de millones de años, cronológicamente hablando. Imaginemos que estas señales tuvieran un origen no natural, es decir, creadas o producidas por una civilización inteligente y súperdesarrollada. ¿Qué sentido tendría para nosotros su artificialidad, miles de millones de años atrás? Aún imaginando que una civilización alienígena las hubiera creado ¿en qué estadio estará en estos momentos esta supuesta civilización? ¿Sigue existiendo o pereció?

Leemos unos datos facilitados por los medios de comunicación sobre este descubrimiento:

"...Esta misteriosa emisión de rayos X fue descubierta en octubre de 2014, y desde entonces el equipo de científicos trata de buscarle, sin éxito, una explicación. «Esta fuente en llamas -afirma Niel Brandt, uno de los autores del estudio- fue una maravillosa sorpresa que descubrimos de forma accidental durante un trabajo en el que tratábamos de explorar el Universo en el mal comprendido ámbito de los rayos X. Definitivamente, tuvimos suerte con este hallazgo, y ahora disponemos de un nuevo fenómeno transitorio que tendremos que tratar de explicar durante los próximos años».

Localizada en una región del cielo conocida como »Campo profundo Sur de Chandra» (Chandra Deep Field-South, o CDF-S), la fuente de rayos X tiene toda una serie de propiedades únicas. Por ejemplo, antes de octubre de 2014 no había ni rastro de ella en esa región de cielo estudiada por Chandra, pero de pronto apareció y en apenas unas horas multiplicó su brillo más de mil veces. La emisión duró todo un día, para ir debilitándose después hasta caer por debajo de la sensibilidad de los instrumentos del Chandra y desaparecer por completo.

Fueron necesarias miles de horas de trabajo de los telescopios espaciales Hubble y Spitzer para determinar que el suceso provenía de una débil y pequeña galaxia situada a unos 10.700 millones de años luz de la Tierra. Durante unos minutos, la fuente de rayos X produjo mil veces más energía que todas las estrellas de esa lejana galaxia.

«Desde que descubrimos esa fuente -explica por su parte Franz Bauer, otro de los firmantes del artículo- hemos estado luchando por entender su origen. Es como si tuviéramos delante un rompecabezas, pero sin disponer de todas las piezas».


¿Qué es lo que han visto?

Durante los más de dos meses y medio que el Observatorio espacial Chandra estuvo observando la región CDF-S, la misteriosa fuente de rayos X no volvió a aparecer. Y tampoco se han encontrado señales similares en otras partes del cielo, que Chandra lleva observando desde hace ya 17 años. Y si bien es cierto que se han observado fuentes de rayos X en otras ocasiones, ninguna de ellas se aproxima siquiera a las características y propiedades de esta señal en concreto.

Para Kevin Schawinski, otro de los autores del artículo, »es posible que hayamos sido testigos de un tipo completamente nuevo de evento cataclísmico. Pero sea lo que sea, necesitaremos llevar a cabo muchas más observaciones para poder comprender qué es exactamente lo que hemos visto».

Insistimos otra vez formulando nuevamente la pregunta: ¿qué sentido tiene descubrir una posible verdad de un "hecho" que aconteció 10.700 millones de años antes? ¿Qué incógnitas resolvería? ¿Suponer que hace tanto tiempo que pudo existir una civilización "alien"? ¿Y dónde está ahora? ...

Como podemos observar en todos estos ámbitos del misterio, las preguntas siempre son superiores a las respuestas. La gran cuestión es si merece la pena emplear tantos recursos en desentrañar estos misterios sobre hechos tan lejanos. No entraremos en eso.