¿Necesitó la Virgen unos ingenios aéreos para convencer a la gente? Imágenes reveladoras del enigma de Fátima
Si todo cuanto aconteció en Fátima en el año 1917, desde el 13 de mayo al 13 de octubre,
hubiese quedado circunscrito a la mística visión de un ser luminoso de pequeña estatura flotando sobre una encina, con un rostro de grandes ojos negros y boca pequeña, con una indumentaria inusual y una extraña bola transparente a la altura del pecho, posiblemente el caso de Fátima hubiese sido una de las muchas apariciones atribuidas a la Virgen que supuestamente han ocurrido a lo largo de la Historia y todo quedaría resumido en un milagro para los creyentes y en un hecho cuestionable para los demás. Pero el 13 de octubre de 1917, durante la última aparición anunciada, se produjeron unos fenómenos aéreos que escapan a la comprensión humana. La evolución de aquellos artefactos luminosos sobre los millares de personas que abarrotaban los campos de la Cova de Iría ese lloviznoso mediodía, que se llamó popularmente “el baile del Sol”, aporta a este caso unas connotaciones tecnológicas, unos artefactos mecánicos aéreos, que distorsionan la casuística e inevitablemente nos llevan a evaluarlo desde una perspectiva distinta a la de cualquier creencia religiosa.
Efectivamente muchos investigadores y estudiosos de este fenómeno se preguntan si una aparición religiosa precisa de determinados elementos para manifestarse ante uno o más videntes. Lo que sí está meridianamente claro es que el Sol no pudo entrar en la atmósfera terrestre porque es del todo imposible. Ni pudo entrar ni varió su eje heliocéntrico, pues de haberlo hecho se hubiera producido un cataclismo universal a escala planetaria. Resulta evidente que aquellos discos plateados y brillantes cuya visión no producía ningún daño a la vista, podían ser cualquier cosa, menos el Sol. En aquellos años de principios del siglo XX, los únicos ingenios aéreos que se conocían eran los globos aerostáticos y los aeroplanos y ni eran luminosos ni podían evolucionar de la forma que lo hicieron aquellos “soles” por lo tanto estos aparatos construidos por la mano del hombre, debemos descartarlos. ¿Qué fueron entonces aquellos objetos brillantes que realizaron unas evoluciones aéreas controladas de manera inteligente?
Josua Benoliel captó unas imágenes sumamente interesantes y que lo son no ya por la importancia de
este evento histórico, sino por algunas de las tomas que registró con su cámara fotográfica y de todas ellas, al menos, dos fueron unas capturas inquietantes. Una ha sido parcialmente publicada. La otra se encuentra secretamente custodiada en su placa negativa original. Quienes la vieron aseguran que se trata de un plano del celaje nublado donde se aprecia perfectamente la ascensión de uno de los “soles” que se eleva tras haber descrito una trayectoria dejando una sutil estela de humo ¡¡en ángulo recto !! ¿Qué ingenio aún hoy, en el siglo XXI, podría trazar una trayectoria similar? Un vehículo aéreo de fabricación humana, desde luego, no.